En la primera parte del encuentro una mesa reunió a Alejandro Santa, director de la Biblioteca del Congreso de la Nación; Natalia Porta López, directora del Plan Nacional de Lecturas, Ministerio de Educación y Esteban Gutiérrez, coordinador de la Unidad de Promoción del Libro y Lectura de Conabip, quienes conversaron acerca de las principales iniciativas en torno a las bibliotecas y la promoción del libro y las lecturas que llevan adelante los distintos organismos del Estado Nacional.
Gutiérrez contó que “desde que comenzó la nueva gestión, una de las primeras acciones fue lanzar el Programa Libro%. Este año, gracias al aporte del Ministerio de Cultura de la Nación, se duplicó la inversión en este programa que pasó a ser de 46.585.900 pesos”. Y agregó que “en paralelo se firmó un acuerdo con la Cámara del Libro para mantener los precios a enero de 2020. Este programa es un gran impulso para el sector de la industria editorial tan golpeado por las políticas del gobierno anterior al del presidente Fernández”.
Por su parte, Natalia Porta López, directora del Plan Nacional de Lecturas, del Ministerio de Educación, señaló que, cuando comenzó la pandemia, desde el organismo estaban desarrollando el programa “Leer por leer”, que consiste en el armado de una colección para las escuelas primarias. “Un proyecto de literatura infantil y juvenil, con un equipo muy competente y que nos enorgullece, conformado por María Teresa Andruetto, María Cristina Ramos, Oche Califa, Graciela Bialet, Mario Méndez y otros autores y pedagogos”, aseguró.
Al finalizar, Porta Lopez indicó: “tenemos mucha expectativa para poder empezar una gestión más ‘normalita’ de las políticas públicas de lectura, aunque esta ha sido una buena ocasión para aprender a usar una cantidad de medios que teníamos a disposición y que por ahí no utilizábamos. Ahora sabemos que todas las políticas van a incluir esta clase de propuestas”.
El tercer expositor fue Alejandro Santa, Director de la Biblioteca del Congreso de la Nación, quien contó que desde el organismo están trabajando en bibliotecas sustentables, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), de la ONU.
Con respecto al trabajo en pandemia, señaló que tuvieron que adaptarse y “pensar cómo las bibliotecas seguíamos cumpliendo básicamente con lo que creo que es nuestra función: la función social.” Para Santa las bibliotecas “son garantes del derecho democrático a la información, son centros vitales de encuentro”. Y en ese sentido señaló que tuvieron que “multiplicar los recursos virtuales y poner a disposición de los usuarios y lectores. Pusimos el foco en los más vulnerables. (…). En este tiempo seguimos trabajando, imprimiendo, porque tenemos que garantizar recursos para aquellos que no tienen ese acceso”.
En una segunda parte de la jornada, Sergio Olguín llevó adelante la charla “Policial y mucho frío: algunos autores de novela negra nórdica”.
El escritor reflexionó respecto a las caracteristicas del género e indicó: “el policial negro consiguió poner en el mapa la literatura de los países nórdicos”.
Olguín hizo un recorrido histórico del género y marcó que: “nació en Suecia en los 60 y destacó a uno de sus principales exponentes, Roseanna, una obra de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, una pareja del Partido Comunista sueco. “Reflejaban el estado de situación de la realidad de su país”, sostuvo el autor y contó que la pareja escribió junta una serie de diez novelas, en la que, progresivamente, su ideología se hizo evidente.
Más adelante en la charla, el invitado hizo varias recomendaciones entre las que se destaca Henning Mankell, autor de novelas negras que - según detalló - tienen particularidades, siempre buscan la justicia y la verdad más allá de sus conflictos ideológicos.
Caracterizando el género, el autor señaló que: “el policial negro tiene otra particularidad: se dan en grandes ciudades, particularmente el policial nórdico se suman otros espacios donde transcurren los crímenes y se llevan adelante las investigaciones campos, marcado por un clima frío”.
Habló, después, de Peter Høeg, y se enfocó en una de sus novelas, La señorita Mila, de 1992, que llega para hablar del neocolonialismo, un tema que no se había tocado hasta entonces.
Otro de sus recomendados fue Stieg Larsson del que dijo preferir Los hombres que no amaban a las mujeres. “Incorporó un tema que no estaba presente: las mujeres desde una perspectiva feminista”, sostuvo el escritor.
Destacó, más adelante, la novela policial nórdica de Liza Marklund. Recorrió su obra y contó que la autora “tiene once novelas, solo tres publicadas en español”. Recomendó una de ellas: Paraíso. Nombró también a Jussi Adler-Olsen, que tiene ocho novelas con el mismo protagonista, bastante extensas, pero fáciles de leer, según indicó Olguin.
En los últimos momentos de la charla, habló de su obra y aseguró: “cuando escribo novelas hago ficción, tomando lo que me sirve de la realidad. Pero no me interesa que mi novela refleje la realidad” dijo y develó: “me muevo más cómodo cuando mis novelas transcurren en la ciudad”, dijo y siguió: “a veces tomo historias verdaderas que me sirven de excusa para ser ficción”.
Sobre el policial argentino, Olguín dijo que las novelas de Claudia Piñeiro y las de Juan Martini son muy recomendables.
“No hay una literatura imperdible, ni libros obligatorios”, sentenció.
Adelantó que para mayo del 2021 saldrá su próxima novela, La mejor enemiga, en la que la protagonista característica, Verónica Rosenthal “ha crecido, ya no es la misma”.
Respecto a los formatos digitales aseguró que: “el pdf es el peor de los formatos” y siguió: “el libro digital es lo mejor que nos ha pasado desde la creación de la imprenta. Ha multiplicado la posibilidad de leer, y cuando hay una multiplicación de libros hay una multiplicación de saberes”.
“Nunca alguien que lee puede estar violando el derecho de un autor”, sostuvo el autor con firmeza.