En el marco de la campaña Sumergite en la Lectura 2012, en Tucumán el bibliomóvil continúa “Abriendo los caminos de las mieles de caña para las mieles del libro”. Tal es el nombre con el que la Biblioteca Popular Obrera Buffo de Ferro, de la localidad de Monteros, denominó junto a un grupo de poetas y escritores la tarea de promoción de la lectura que inició junto a la biblioteca rodante de la CONABIP en el 2009, continuó en el 2010 y retomó en diciembre de 2011. Marina Álvarez, bibliotecaria de la institución, explicó que “quedaba mucho en el tintero” e indicó que se propusieron seguir escribiendo una historia en la que, mediante diferentes actividades extienden “la dulzura que contienen los libros” a través de todo el territorio provincial.
El sonido llama la atención de los habitantes de cada uno de los pueblos y comunidades que, al llegar, recorre a través de cada una de sus calles el bibliomóvil con la bocina a todo vapor. Marina afirma que “los chicos se acercan y se enamoran de los libros que son colocados en el suelo para que estén al alcance de todos. La sorpresa que muestran cuando abrimos el bibliomóvil, la expectativa que tienen en los ojos cuando vamos sacando las cosas es impresionante”, asegura.
Además de poner a disposición una gran variedad de libros, las actividades que realizan junto al bibliomóvil incluyen el diálogo con quienes se acercan a él y a quienes, en muchos casos, les piden que narren algún relato o intervengan en el cuento que se comparte a viva voz. La Presidenta de la Obrera Buffo de Ferro señala que “darle la posibilidad a ese chiquito que vive en un rancho de la lectura de un cuento y de acercarle un micrófono para que pueda expresarse es maravilloso”.
Además de los pequeños, el bibliomóvil presenta actividades destinadas a jóvenes y adultos. “Siempre vamos con un grupo de escritores y poetas. Generalmente hay algún folclorista que quiere acompañar la velada artística que organizamos con la lectura de poemas o con algún grupo de bailarines. Se va armando toda una movida cultural”, explica Marina.
Desde principios de diciembre el bibliomóvil se echó a andar por las localidades de Moya, Cáceres, Maldonado, Río Seco, Tafi del Valle, Amaicha, El Mollar y Quilmes, sólo por mencionar algunas, así como también por las plazas principales de la provincia y por los barrios periféricos de la capital. Las actividades generalmente se organizan con los referentes de las distintas bibliotecas o instituciones locales con las que se mantiene luego el vínculo y, en el caso del centro de Tucumán se realizó un trabajo conjunto con el ente de cultura de la provincia.
Por otra parte, junto al bibliomóvil, realizan actividades en lugares no tradicionales, entre ellos en la Unidad Penitenciaria de Hombres Número 3 de Concepción y en el Penal de Mujeres Santa Esther, en Banda del Río Salí. Talleres de origami, folclore, pintura, cestería con papel de diario y literatura son algunas de las actividades que llevan a quienes se encuentran detenidos. Según Álvarez, “a través nuestro mucha gente deja de pensar que la cárcel es un lugar malo o al que no pueden entrar a hacer cosas. Se pueden hacer muchas cosas ahí”, explicó. Y señaló que a pesar de la resistencia que encontraron en algún momento, producto sobre todo del desconocimiento por parte de muchos de los detenidos que tienen bajos niveles educativos, “a través de las actividades que hacemos y los materiales que ingresamos, entre ellos revistas, se van interesando en otro tipo de literatura”. A su vez destacó “la voluntad que ponen en aprender cosas nuevas y la forma en la que te reciben. Somos prácticamente la única institución que va a la cárcel a transmitir algo y eso es muy valorado por ellos”.
“Una de las cosas más impactantes es que, a medida que nos van conociendo y vamos andando, son cada vez más los vínculos que se crean y las instituciones que nos piden que visitemos las distintas localidades. Han invitado al bibliomóvil a participar como una atracción más a festivales importantes. Hace unos días fuimos a la Feria Nacional del Sulky, una de las atracciones de la provincia. Por otra parte, la comunidad de La Aldea organizó un homenaje a Atahualpa Yupanki y nos invitó a participar de una cabalgata que realizaron 30 jinetes a Tafi del Valle. Fueron 50 kilómetros por camino de montaña para llegar a un lugar donde fuimos todos recibidos por las comunidades originarias con las que realizamos un festival. Es muy emocionante cómo las instituciones nos incluyen en sus propios proyectos y cómo reciben al bibliomóvil para hacer de él una atracción más de las actividades que organizan”.