En la década del ‘80 la Biblioteca Popular Sarmiento de Valentín Alsina incorporó un Telescopio refractor Carl Zeiss de origen alemán y fabricado en los años´20. Al principio, para realizar observaciones lo armaban en la terraza de la biblioteca. Pero el proyecto de ampliación edilicia de la entidad, cuyo primer estadio se concretó en 1987 y la segunda parte en 1996, incluyó una cúpula. La biblioteca se estableció desde entonces como un verdadero observatorio que, en la actualidad, nuclea a un grupo de entusiastas, bajo la supervisión de un profesor especializado: desde 1999 Gabriel Pesaresi brinda talleres de astronomía, que incluye conocimiento de física cuántica, matemática, relatividad, cosmología y óptica.
Gabriel se presenta como divulgador científico y se reconoce discípulo de Osvaldo Calvo (Técnico en óptica y ex dirigente de la biblioteca) y , quien lo inició en los años ‘90 en el conocimiento de los cuerpos celestes. Además estudió durante un año y medio física nuclear, aunque su verdadera pasión es observar el cielo. A la biblioteca concurren personas de todas las localidades y el taller tiene un promedio de treinta alumnos. Algunos vienen a prepararse para dar el examen de ingreso en el Instituto de Astrofísica de La Plata. El requisito para tomar las clases es asociarse a la biblioteca abonando la cuota social: “Asisten personas que tienen entre 15 y 85 años, los talleres son con mucha teoría y tienen cierta complejidad. Eso sí, cada tanto organizamos observaciones abiertas para todos los vecinos y si la noche es despejada – y si hace mucho frio mejor para la observación, ya que el aire caliente genera más turbulencia en la atmósfera- invitamos a todos a ver los planetas de nuestro sistema solar, con sus satélites naturales. Esas observaciones abiertas se planifican con tiempo y se abre la biblioteca en horarios insólitos, ya que hay planetas que se observan mejor a la medianoche y a las dos de la mañana. Siempre hacemos una charla introductoria sobre lo que vamos a observar. La biblioteca se llena, a esas observaciones vienen cerca de doscientas personas”, explica Gabriel, y agrega “hay vecinos que toman los talleres siete veces seguidas y vuelven cada vez que empiezan los cursos, es que observar el espacio es una pasión compartida”.
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