Al inicio de la gestión la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) trazó para el periodo 2020-2023 nuevos objetivos estratégicos, enfocados en generar acciones para fortalecer, adecuar y diversificar los servicios que las Bibliotecas Populares prestan en sus comunidades. Se propuso afianzar y extender nuevas modalidades de lectura, sociabilidad y vinculación en red; incorporar soportes, equipamiento y capacitación, e impulsar estrategias digitales que propicien el ejercicio del derecho a leer, conocer, imaginar, crear y expresarse como ciudadanos. Además, trabajó en fortalecer el rol de programador cultural y facilitador del entramado comunitario que vienen desarrollando eficazmente muchas de las Bibliotecas.
Para eso se diseñó un conjunto de acciones con el fin de mejorar la gestión del organismo, con instrumentos de avanzada que permitieran cumplimentar con los siguientes objetivos planteados.
Este período estuvo signado por hechos inusuales que irrumpieron en la Estrategia trazada al inicio y los planes previstos, tal como sucedió que apenas a un mes de haber asumido esta gestión debimos pasar al confinamiento del COVID 19. Esa pandemia que modificó las historias personales de muchos de nosotros con duelos y pérdidas materiales, significó un desafío organizativo para garantizar que desde cada una de las casas de las y los trabajadores siguiéramos prestando los servicios que atañen a este organismo, inventando nuevas formas de presencia y acompañamiento en la virtualidad.
Recién salidos de la pandemia y en el proceso de recuperación plena de actividades debimos hacer frente a otra excepcionalidad, esta vez provocada por la voluntad de los hombres: la eliminación de las asignaciones específicas que componen el Fondo Especial de las Bibliotecas Populares a partir de la entrada en vigencia de la Ley 27432 /17. La movilización de las opiniones y los reclamos a las y los legisladores nacionales que los integrantes de las bibliotecas llevaron a cabo fueron decisivas para lograr en noviembre pasado la extensión por 50 años mediante la sanción de la Ley 27693/22. No puedo dejar de señalar que por estas horas mientras escribo estas líneas, nuevamente una ley marco promovida por las nuevas autoridades podría encerrar otra vez el retiro de las asignaciones que componen dicho fondo.
Sirva este informe y las acciones mancomunadas que refleja, de agradecimiento a las y los integrantes de las bibliotecas populares, trabajadores de la CONABIP, miembros de la Comisión y autoridades nacionales, provinciales, municipales y universitarias que hicieron posible esto de lo que aquí tratamos de dejar constancia: la vitalidad centenaria del movimiento de bibliotecas y la eficacia de la relación entre ellas y el Estado Nacional.
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