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La tormenta (Isla de los Estados, 1902) de Sylvia Iparraguirre
Cuando la silueta del barco fue un punto en el horizonte, el marinero Novello supo que el capitán no volvería. La certeza lo aturdió como un golpe: estaba abandonado en la Isla de los Estados. Le castañetearon los dientes y todo el cuerpo se le puso a temblar. Nadie iba a venir. Las corrientes marinas y la niebla eran temibles en la isla, hacían naufragar los barcos estrellándolos contra las piedras como si fueran barriles vacíos. Acobardado, pensó que la culpa de todo la tenía su madre...
Uno de los cuentos del Taller de lectura literaria de Agosto.
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